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Uigui: un nombre al azar

Mensajes de Texto (inspirado en el cuadro "El 14 de Julio en Saint -Tropez")

Mensajes de Texto (inspirado en el cuadro "El 14 de Julio en Saint -Tropez") Todo estaba listo para el gran festival. Siendo que tenían el muelle tan cerca, el pueblo era muy reducido y humilde. Guirnaldas de colores por todos lados. Los barcos estaban bien alegres y hasta el agua parecía pintada. Los edificios no eran muy altos. Tres pisos tenía el más elevado, y era un centro comercial. Era pequeño, pero el más grande del pueblo. El único, quizá. John estaba organizando todo. Los cantantes ya estaban practicando. A John no le agradaban, pero el pueblo quería que ellos actuasen. Todos los puestos de comida se estaban instalando y muchos artesanos ya habían pedido ser parte del festival. El desfile principal ya estaba organizado, y justo en ese momento pasaban todos al lado de John.
- ¿Por qué una alfombra verde? - preguntó el alcalde
- Bueno, pensamos que sería algo distinto... de la roja, ¿no?
- Pero no debe ser distinta. Este festival es muy importante. Va a venir gente de la capital a vernos. Este puede ser el festival que dé a conocer el nombre de este pueblo, y eso parece una alfombra llena de hongos, Belfuy. No voy a permitirlo - dijo el alcalde
- Señor Starling, la alfombra ya está colocada, todos están ya practicando. Esto comienza en dos horas y no hay nungún negocio en este pueblo que tenga una alfombra roja de la medida exacta; y si hay alguno, hay que ordenarla por lo menos dos días antes - dijo John
- No me parece. Está usted haciendo un mal trabajo. No sé quién organizará el próximo festival. Supongo que Tampbell.
Esas palabras dejaron a John sorprendido. John odiaba a Tampbell, ya sabía que él estaba muy envidioso por el hecho de que el festival más importante del año lo dirigiría John. A Tampbell se le dibujó una sonrisa.
- ¿Me solicitó, señor Starling? - dijo Tampbell
- No, no, por ahora no, pero quería solicitarle que vaya anotando en su agenda que usted queda encargado de todos los festivales hasta nuevo aviso. A menos, claro, que tenga algo más que hacer - dijo el alcalde
- Mmm... no, tengo una agenda batante apretada, pero creo que encontraré el lugar para hacerlo con gusto - dijo Tampbell. John sabía que Tampbell no tenía otra cosa que hacer y que quería hacer sentir al alcalde como si le hiciera un favor.
- El color de esa alfombra es horrible, por cierto, yo hubiera puesto una roja, Belfuy - dijo Tampbell burlonamente
- Bueno, lo pasado, pisado, por ahora tengo que concentrarme en el festival. ¿Alguna otra duda, señor alcalde? - preguntó John
- No, no, siga - dijo, y se fue con Tampbell.
Media hora más tarde, John estaba organizando a los artesanos y a la prensa. Los inspectores ya estaban revisando los barcos y los músicos ya se habían puesto el uniforme.
- Che! Vos! - llamó un inspector señalando a John. Se dirigió hacia el barco.
- John Belfuy, a sus órdenes.
- Thomas Staedler, mucho gusto. Venga conmigo - dijo, guiando a John hacia la otra punta del barco. Allí estaba la esposa del alacalde, muerta. John la reconoció enseguida, como cualquiera del pueblo hubiera hecho. A John se le vino todo abajo. El festival se cancelaría, y debía ser perfecto. Era su último festival.
- Bueno... - dijo John, sin saber qué hacer.
- Mirá, pibe, yo sé que este festival te importa mucho, pero entenderás que habrá que cancelarlo. Si vos me pagás mil pesos, yo me quedo callado, tiramos a la vieja al agua y listo -. John no sabía qué decir. Era una oferta que no podía rechazar. Ese festival era demasiado importante para él, pero en vez de tirarla al agua se la quedaría y la pondría en el primer festival que organizara Tampbell, y así se lo arruinaría. Eso era perfecto. La tendría congelada, en su apartamento así no se pudriría.
- No, quiero quedarme con el cuerpo.
- Eso serían mil más.
- Sí, está bien, sólo ayúdeme a llevarla a mi auto y quedate callado. El resto va por mi cuenta-
Metieron el cuerpo en una bolsa de papas y la llevaron al auto de John. El inspector desapareció. John se la llevó a su casa y la metió en el congelador gigante que tenía para restos de comida de festivales, que guardaba para el siguiente, pero como no habría siguiente, John decidió que no lo necesitaría. De pronto, sonó su celular.
"Cuerpo de Tampbell en el otro barco. Por mil más yo me callo y vos hacé lo que quieras", decía un mensaje de texto firmado por Staedler. John fue al muelle. Decidió dejarlo en el apartamento del mismo Tampbell, y que cuando lo encontraran, hicieran lo que quisieran con él. Tomó las llaves de Tampbell de su bolsillo y se lo llevó en otra bolsa.
John volvió rápido, ya faltaba media hora para que comenzara el festival. Volvió al barco.
El celular del alcalde sonó.
"Cuerpo de un tal Belfuy, que me debe tres mil pesos, en uno de los barcos"

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