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Uigui: un nombre al azar

Reunión

Reunión Era una reunión pequeña, cálida, sólo familiares y algunos amigos en un cuarto angosto, apretujado, pero alegre, iluminado, ruidoso. Se bebía té de tilo entre las mujeres y mate entre los hombres, que se vestían de gauchos para el momento de la noche en que se bailaban diversos bailes folklóricos. Un pájaro colorido, llamativo, que cantaba, lo sobrevolaba. Mientras las madres servían té y los hombres contaban anécdotas repetidas sobre la vida en el campo, un cuervo tironeaba el pelo de las niñas, que reían y corrían sin parar, y a escondidas, metía el pico en las tazas. Hasta que lo descubrieron. Un día cualquiera, en el que todos bailaban y reían, el cuervo fue y metió el pico en las tazas. La primera en verlo fue doña Luciana, la esposa de Ricardo, dueño de un gran rancho. Gritó y todos acudieron en su ayuda. El cuervo había dejado todas las tazas dadas vuelta, y mucho té de tilo por todos lados. Limpiaron todo las mujeres. Con rabia, pero limpiaron. El desastre fue cuando el cuervo tiró el termo con el agua del mate. Pedro, desesperado, comenzó a perseguirlo por todos lados con un libro de letras de canciones folklóricas. El cuervo gritaba, y todos los niños se acurrucaban en un rincón, asustados. Todos, todos menos un niño: Francisco. Francisco tenía doce años. Siempre había sido muy independiente, pero no le quedaba otra opción. Sus padres eran María y José. José tenía un buen negocio: un vivero, que era la fuente de ingresos de la familia, además del poco dinero que hacían con las artesanías que María arduamente trabajaba en el rancho, tranquila, junto a las vacas y los chanchos. Tenía padres exitosos, sí, pero ellos no se ocupaban de él. Lo máximo que hacían era comprarle lo que pidiera con dinero que Francisco se preguntaba de dónde salía. No, no lo conocían realmente. ¿O acaso su madre sabía cómo le gustaba la leche?, ¿sabía su padre el nombre de sus amigos? No. No lo sabían. Sólo cantaban y reían. Y ahora corrían detrás de Pedro para evitar que matara al pájaro, y él no tenía miedo. Entonces cobró más ánimo...

2 comentarios

Stefi -

Me parecio buenisimo este cuento. Ponelo en la antologìa!!!!
Besitos
Stefi

Stefi -